Cada año las catástrofes naturales ocasionan irreparables perdidas de vidas, cientos de heridos y perdidas millonarias. Muchas de estas tragedias podrían minimizarse si tomáramos algunas elementales medidas de protección y prevención y si nos entrenáramos adecuadamente para poder reaccionar oportuna y eficientemente ante una emergencia. Son cientos de personas las que mueren al año por causa del pánico y la imprevisión, mas que por la catástrofe misma. Los cuerpos de rescate están familiarizados con esta clase de absurdos: Aquel niño calcinado porque sus padres lo dejaron encerrado, las personas muertas ante la puerta cerrada de una escalera de emergencia, los asfixiados por el humo de un pequeño incendio, porque se quedaron atrapados dentro del ascensor, la victima del pánico que salta desde el quinto piso, antes de que se le pueda brindar ayuda..... Naturalmente quienes residen o trabajan en Copropiedades corren más riesgo que aquellos que habitan en casas individuales. Normalmente en las copropiedades se agrupa un numero grande de personas, que fácilmente pueden ser victimas de un mortal asesino: el pánico.
Es por ello que la comunidad debe organizarse y tomar los desastres naturales como algo real, tangible y perfectamente posible, y no como algo que solo le ocurre a otros. Esto se aplica muy especialmente en aquellas zonas consideradas de alto riesgo.
Esta labor es mas fácil de lo que ordinariamente se piensa: por ejemplo, se pueden utilizar las circulares para dar a conocer los principios básicos de la prevención de desastres, y finalizar la campaña con un simulacro. El simulacro de emergencia, al que seguramente la comunidad asistirá con gusto, si esta lo suficientemente motivada, tiene enormes virtudes practicas, como: